jueves, 5 de enero de 2012

Como los grandes descubrimientos aparecen sin buscarlos...

“La verdad yo no descubrí nada.Fue la sustancia la que me descubrió a mí” (Albert Hofmann).


Laboratorios Sandoz, en Basilea, Suiza. Era el año 1943 cuando Albert Hofmann sintetizaba la dietilamida del ácido lisérgico (LSD), compuesto semisintético, preparado a partir del ácido lisérgico, obtenido mediante hidrólisis de los alcaloides naturales del cornezuelo del centeno (”Claviceps purpúrea”),hongo parásito del centeno.


Desde la antigüedad hay datos de intoxicaciones masivas por este hongo,ergot, y los testimonios más antiguos se remontan a la época de los asirios 600 años a C. En la Edad Media, fueron envenenados por él muchos de los que se alimentaban de pan de centeno, provocándoles una terrible enfermedad conocida como el “fuego sagrado” o “fuego de San Antonio” (ergotismo), cuyos síntomas y manifestaciones llevaron, por parte de las autoridades de la época a numerosas acusaciones de posesiones demoníacas . Se cree que los “Juicios de las brujas de Salem”, pudieron ser desencadenados porque algunas jóvenes habían consumido centeno contaminado.


Hofmann buscaba un fármaco para las hemorragias uterinas y, sin querer descubrió una sustancia, el LSD.


En su investigación recristalizando una muestra, Hofmann se impregnó de una pequeña cantidad, cuando.... sintió una sensación extraña....y el mundo cambió de repente, explotando en un conjunto de luces, formas, colores, espirales, sintiéndose embriagado de una manera muy rara...(yo diría que se había “colocado”). Según sus palabras, los objetos adoptaron tamaños inusuales y los colores se volvieron más brillantes, alterándose también la percepción del espacio y del tiempo .Era como si viera el mundo a través de un caleidoscopio .Al cabo de unas horas la agradable sensación desapareció.


Como buen científico que era ,esta experiencia despertó su curiosidad y, al cabo de unos días se administró de nuevo aquella sustancia.Entonces el laboratorio empezó a deformarse, y notó una especial dificultad para hablar, por lo que preocupado decidió irse a casa. Pedaleaba fuertemente en su bicicleta, pero no notaba que avanzase. Una vez en casa los muebles giraban, y sufrían extraños cambios. Pidió un vaso de leche, que le fue servido por una “bruja” (su vecina) con una máscara de colores, en ese momento se asustó, y pensó que se moría. Pero...de repente volvieron las imágenes maravillosas, se abrían y cerraban círculos y espirales, cada sonido provocaba colores, hasta que fue recuperando la normalidad. Cuando Albert despertó al día siguiente, tenía la mente clara y fresca, desayunó con gran sensación de bienestar y de vida renovada, encontrando la comida riquísima. En su paseo por el jardín, notó que sus sentidos vibraban con una sensibilidad superior que duró todo el día.Había sido una experiencia mágica.


Hofmann descubrió una sustancia, que él creía que facilitaba la sensación de unión con la naturaleza y, una concepción de la vida más espiritual, de comprensión de la creación, un antídoto para el consumismo de la época. Siempre fue partidario del uso razonable del LSD, pidiendo a la sociedad que la dejase ocupar su lugar en ella, pues él pensaba que era la herramienta más fuerte para la expansión de la conciencia jamás descubierta por el hombre.


En los años sesenta,el consumo de LSD se convirtió en una epidemia,y el sueño de Hofmann se corrompió.


Albert Hofmann murió el 29 de abril de 2008 a los 102 años.


Este es mi pequeño homenaje a Albert, gran científico donde los haya. Espero que quizá en un futuro su descubrimiento pueda ser útil a los investigadores.


Ana Prieto Nieto.


Licenciada en Farmacia por la USC.



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