Artículo publicado en Mundiario el 29 de enero de 2013
No ha
pasado un mes desde su implantación en Madrid, y el Tribunal
Constitucional ha decidido suspender durante 5 meses el euro por
receta en dicha comunidad autónoma, transcurridos los cuales
debe resolver si prorroga la medida cautelar o bien la levanta.
Como
farmacéutica, profesional sanitaria aplaudo esta decisión,
ya que opino que carece de toda lógica sanitaria el emplear una medida
disuasoria a fin de lograr que el paciente no retire en la farmacia parte de su
medicación, con la consecuencia del empeoramiento en el medio y largo
plazo de la salud de los ciudadanos. Así no se consigue un uso racional
de los medicamentos.
Esta
medida produce una desincentivación en la retirada de medicamentos prescritos
en base a un acto médico, lo que se traduce en que los enfermos no utilizarán
su medicación, hecho especialmente grave en el caso de las enfermedades
silenciosas, que son aquellas que no producen síntomas.
El
euro por receta es una medida demoledora para el ciudadano medio, cada día con
menor poder adquisitivo y al que cada vez se le hace más difícil llegar a fin de
mes, medida que además se suma al copago que entró en vigor el pasado mes
de julio y a la desfinanciación de más de 400 medicamentos de septiembre,
incrementándose así el coste de los medicamentos. Para nuestros pensionistas es
todavía peor, ya que suelen ser pacientes con enfermedades crónicas,
polimedicados y con pensiones bastante bajas.
Además
el euro por receta es una tasa que establece diferencias en el acceso a
los medicamentos, en función del lugar de España donde se viva, afectando
a las condiciones de igualdad de los ciudadanos a la hora de obtener la
prestación farmacéutica.
Por
todo esto celebro esta suspensión cautelar, ya que el euro por receta es
un medida de recorte, disuasoria, insolidaria y que grava la enfermedad, con
posibles perjuicios para los pacientes que podrían elegir prescindir de los
medicamentos que les han sido prescritos por sus médicos y que necesitan
para su salud.
La
enfermedad no se elige, ni los enfermos son los responsables del gasto
sanitario.
Ana Prieto Nieto
Licenciada en Farmacia por la USC
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