miércoles, 29 de agosto de 2012

OJALÁ ME EQUIVOCASE...




Apenas faltan dos días para el sábado,1 de septiembre, cuando entrará en vigor la lista de medicamentos que quedarán excluidos de la prestación farmacéutica.

Como profesional sanitaria me preocupa como los pacientes están respondiendo a las medidas adoptadas por el gobierno, ya que diariamente los farmacéuticos que estamos a pie de calle en el  mostrador de la oficina de farmacia  vemos que hay gente que deja de tomar la medicación porque debido a sus dificultades económicas no  tienen dinero para pagarla. Y esos, son casos reales de afectación de la calidad.

Por eso me intranquiliza esta medida de exclusión de la financiación pública de 417 medicamentos, ya que va a suponer, o bien que el paciente deje de tomar esa medicación adecuada para él según la prescripción de un facultativo, o bien supondrá un desembolso económico importante, sumado ya al que ya están realizando por la implantación del copago. Estoy segura de que los medicamentos desfinaciados subirán de precio, perjudicando una vez más a los pacientes más desfavorecidos económicamente.

Para mí es injusto pagar por fármacos que se utilizan para “síntomas menores”, ya que un síntoma menor puede dejar de serlo según las circunstancias en las que se presente.
 Es decir, no tiene la misma consecuencia para la salud una tos leve en un resfriado, que una tos incapacitante que impida el descanso en un adulto sano, que en un paciente con cardiopatía isquémica o con riesgo de dehiscencia de suturas.
En el caso de los antitusivos, no sé porqué un medicamento que es considerado esencial por la OMS, como es el dextrometorfano, se incluye en la lista de los medicamentos desfinanciados.

Se corre el riesgo de que pacientes con bajo poder adquisitivo y “síntomas menores”, no tengan acceso a medicamentos de primera elección, ya que la falta de tratamiento puede derivar en que si no se trata a tiempo, desencadenaría un proceso más grave con posibilidad de un ingreso hospitalario, que tiene un coste muy superior al posible ahorro generado por la desfinanciación, con lo cual el incremento del gasto en medicamentos sería superior al ahorro buscado.
También creo que esta  medida puede favorecer mayores gastos para el sistema sanitario como consecuencia de un deslizamiento de la prescripción hacia productos financiados y más caros, pudiendo así quedar en entredicho el ahorro del Sistema Nacional de Salud .

Por ejemplo, la desfinanciación de analgésicos tópicos, puede provocar que los pacientes demanden tratamientos orales con más efectos secundarios.

Uno de los  grupos que desde mi punto de vista debería seguir siendo financiado es sin duda el de los mucolíticos, cuyo uso es muy valioso según la ficha técnica, como tratamiento coadyuvante en los procesos respiratorios tales como EPOC o enfermedad pulmonar obstructiva crónica, en fibrosis quística,  en enfisema, en atelectasia debido a obstrucción mucosa, y en bronquitis aguda y crónica, procesos que cursan todos ellos con hipersecrección mucosa excesiva o espesa.

Creo que en las excepciones que se recogen en la resolución deberían al menos incluirse más grupos de medicamentos excluidos de la  financiación, o sencillamente que se haga un uso racional de estos medicamentos, atendiendo a lo recogido en sus fichas técnicas.

Quizá me marca en mis opiniones que ejerzo mi profesión de  farmacéutica en un barrio de una pequeña capital de provincia y, todos los días desde el mostrador de la oficina de farmacia, me convierto en testigo y en ocasiones confidente de la situación económica de los ciudadanos,que son mis vecinos y vecinas, personas como Trini, Oliva, Manuel, José, Daniel  y muchos más...

Por eso sinceramente, estoy convencida de que con la desfinanciación nos enfrentamos a una nueva desigualdad entre pacientes, marcada por su poder adquisitivo, que sumado al copago supondrá una barrera más en el acceso a los medicamentos.



En tiempos de engaño universal,decir la verdad se convierte en un acto revolucionario.
George Orwell.


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